19 January 2008

Jean Télémond

"Cuando Jean Télémond entró en la sala, erguido y marcial, Cirilo se adelantó a recibirlo con las manos tendidas. Cuando Télémond hubo besado el anillo del Pescador, Cirilo lo hizo alzarse y lo condujo a una silla junto a su escritorio. Dijo afectuosamente:
- Tendré que darle una mala noticia, Jean.
- ¿El veredicto?
- Si.
- Lo imaginaba. ¿Puedo verlo, por favor?
Cirilo le entregó el papel por encima del escritorio y lo observó atentamente mientras leía. Su rostro, bien delineado pareció encogerse ante el choque, y en su frente y en sus labios aparecieron pequeñas gotas de sudor. Cuando hubo terminado, dejó el documento sobre el escritorio y miró al Pontífice con ojos llenos de dolor y perplejidad. Dijo con voz vacilante:
- Es peor de lo que pensé… Han tratado de mostrarse bondadosos, pero es muy malo.
- No es definitivo, Jean; usted lo sabe. En parte parece ser problema de semántica. No ha habido censura. Simplemente piden una revisión.
Télémond pareció recogerse en sí mismo. Sus manos temblaban. Sacudió la cabeza.
- No hay tiempo… veinte años de trabajo dependen de ese volumen. Es la base de toda la estructura. Sin él, lo demás no resiste un análisis.
Cirilo se acercó a él rápidamente, colocando sus manos en los hombros estremecidos de Télémond.
- No todo es error, Jean. Los padres no dicen que lo sea. Simplemente objetan algunas proposiciones. Es sólo eso lo que debe esclarecer…
- No hay tiempo… en las noches oigo que golpean a mi puerta. Me están llamando, Santidad, y de pronto mi obra ha quedado desecha. ¿Qué debo hacer?.
- Sabe lo que debe hacer, Jean. Este es el momento que temíamos. Estoy a su lado. Soy su amigo, su hermano. Pero el momento es suyo.
- ¿Desea que me someta?
- Tiene que hacerlo, Jean, lo sabe.
Cirilo pudo sentir en las yemas de sus dedos la lucha que destrozaba a Télémond en cuerpo y espíritu. Sintió el temblor de nervios y músculos, la humedad del sudor. Sintió el olor de un hombre en tormento mortal. Luego el temblor disminuyó.
Lentamente Jean Télémond alzó un rostro estragado por el dolor. En una voz que parecía arrancada de su ser, dijo al fin:
- Está bien. Me someto… ¿Y ahora qué? Me someto, pero no veo luz. Estoy sordo a toda la armonía que solía escuchar… ¿Dónde está ahora? Estoy perdido, abandonado… me someto, ¿Pero adónde voy ahora?.
- Quédese conmigo, Jean. Déjeme compartir esa oscuridad. Somos amigos... hermanos. Esta es la hora del vinagre y la hiel. Déjeme beberlos con usted.
Por un instante pareció que Télémond accedía. pero con un gran esfuerzo se dominó otra vez. Se alzó de la silla y encaró al Pontífice, demacrado, convulsionado, pero siempre un hombre íntegro.
- ¡No, Santidad! ¡Se lo agradezco, pero no! Todos debemos beber solos la hiel y el vinagre. Ahora desearía irme.
- Iré a verlo mañana, Jean.
- Necesito más tiempo, Santidad.
- ¿Me telefoneará?
- Sólo cuando esté preparado, Santidad... Sólo cuando vea la luz. Ahora todo está oscuro para mí. Me siento abandonado en un desierto ¡Veinte años al resumidero!
- No totalmente, Jean. Apóyese en eso, se lo ruego, no totalmente.
- Tal vez no tiene importancia.
- Todo tiene importancia, Jean. lo bueno, lo malo. Todo tiene importancia. Valor, Jean.
- ¿Valor? ¿Sabe lo único que tengo en este momento? Un pequeño latido en mi interior que vacila y pulsa y me dice que mañana tal vez esté muerto... Lo he dicho, Santidad. Me someto. Déjeme ir, por favor.
- Jean, mi afecto es profundo - Dijo Cirilo el Pontífice - Lo quiero como no he querido jamás a otra persona en toda mi vida. Si pudiese evitarle este dolor llevándolo yo, lo haría gozosamente.
- Lo sé - dijo Jean Télémond sencillamente - Lo agradezco más de lo que puedo decir. Pero aun con amor, el hombre debe morir solo. Y he sabido siempre que esto sería diez veces peor que morir.
Cuando la puerta se cerró tras él, Cirilo el Pontífice golpeó los puños contra el escritorio y sollozó de cólera ante su propia impotencia."

Las Sandalias del Pescador - Morris West

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3 Comments:

Blogger Meli said...

Hola Marcos!
¿podrías contextualizar un poco más? ¿de qué se trata ésta historia? ¿es real, cuándo ocurrió, quién es Jean?¿qué estudio en esos 20 años? perdona la ignorancia.
Saludos desde Bogotá!

25 January 2008 at 13:55  
Blogger Marcos said...

La historia es una parte del texto "Las Sandalias del pescador" de Morris West.
Jean es un personaje ficticio, pero hay uno que vivió que se asemeja mucho a él, prometo darlo a conocer en el Blog.
La ignorancia más que perdonarse se recibe, lo imperdonable es no preguntar cuando no se sabe algo.

25 January 2008 at 14:58  
Blogger Felipe said...

.....recuerdo ese texto.....fué para la cumbre Waters - Gilmoure en Contulmo....hace ya un buen tiempo.....el pasto sigue creciendo a orilla del lago y el agua del salto espera por un bautizo.....

30 January 2008 at 14:44  

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